El Primer Beso. Guillermo Blest Gana.
Recuerdos de aquélla edad de inocencia y de candor, no turbéis la soledad de mis noches de dolor: pasad, pasad, recuerdos de aquélla edad. Mi prima era muy bonita, y no sé por qué razón al recordarla palpita con violencia el corazón. Era, es cierto, tan bonita, tan gentil, tan seductora, que al pensar en ello ahora, algo como una ilusión aquí en el pecho se agita, y hasta mi fría razón me dice: ¡era muy bonita! Ella, como yo, contaba catorce años, me parece, mas mi tía aseguraba que eran solamente trece los que mi prima contaba. Dejo a mi tía esa gloria, pues mi prima en mi memoria jamás, jamás envejece, y siempre está como estaba cuando, según me parece, ya sus catorce contaba. ¡Cuántas horas, cuántas horas de dicha pasé a su lado! ¡Pasamos cuántas auroras los dos corriendo en el prado, ligeros como esas horas! ¿Nos amábamos? Lo ignoro: sólo sé lo que hoy deploro, lo que jamás he olvidado, que en pláticas seductoras, cuando me hallaba a su lado, se me dormían las horas. De cómo le di ...