La Amante (II) Carmen Gonzalez Huguet.
Dicen, suspiran, nombran, llaman, cantan. Arrullan o se agitan, iracundas, dan nombre al mundo y al nombrarlo crean la realidad feroz de su quimera. Tú te marchas. Te vas, pero se quedan tus manos en mi ser, me reconocen como dulce extensión de las caricias. Soy suya. Me poseen, me recorren, me saben parte de su piel. Me besan. Yo me sumerjo en ellas y me siento hundida en una carne transparente más densa que la mar, más perdurable que la roca tenaz de las distancias. Me alimenta la sed esa agua en fuga que entre tus dedos tejes y derramas. Ebria estoy, mas sedienta. Tú lo sabes, tú que inauguras esta sed a gritos con que en silencio bebo de tu cuerpo. Dame más sed, dame más sed. Abreva con tu silencio mi ansiedad abierta. Tengo la piel cuarteada sin el agua que nace de las fuentes de tus dedos. Sumerge el manantial, cava ese pozo, siembra en mí con tu gesto sed y agua, riega la era, al fin. Dame tus labios. Las palabras, jamás. Dame los besos. Déjame que te beba a borbotones. Mañana s...